Abinader no invitó a la los trabajadores ni a los campesinos, no invitó a los líderes revolucionarios ni a los ignorados. No lo hiso y la razón es clara.
El presidente Luis Abinader, en su llamado a cambiar la Constitución de la República, fue claro cuando dijo: “Quiero hacer un llamado a todo el liderazgo político, social y empresarial para que unidos podamos cambiar a la República Dominicana”.
Entiéndase, un llamado para cambiar la destartalada y fallida república que ellos produjeron, por la república que ellos sueñan. Y, ¿quiénes son ellos?
¡Ellos son “nuestros” líderes políticos! Los mismos que después de vender sus votos en favor de contratos abusivos e irrisorios, se dedicaron a convertirnos en parásitos inútiles, mientras se repartían las influencias y los recursos que dejaban los buitres transnacionales.
¡Ellos son “nuestros” líderes Sociales! Los mismos que con la biblia, algunos, y con el código que rige la moral y el civismo que ellos ignoran, otros, nos repudian y detestan por ser el producto de sus creencias, arrogancias y mezquindades.
¡Ellos son “nuestros” líderes empresariales! Los mismos que se han opuesto a mejores condiciones de trabajo, a mayor distribución de las ganancias que produce el pueblo trabajador y a toda propuesta que abogue por prestaciones laborales que mejoren la condición de vida de los trabajadores.
Sí, como empresario, Abinader desea una Constitución a la medida. El espera que quienes derrocaron a Juan Bosch traicionando la constitución, quienes formaron un Triunvirato presidido por Reid Cabral; el mismo que había jurado, como Secretaría de las Fuerzas Armadas del Presidente Bosch, defender la Constitución y quienes legalizaron la intervención norteamericana del 1965, lo ayuden a realizar su sueño; reformar la Constitución para cambiar la República.
Abinader ha llamado a todos los sectores (la iglesia católica, los empresarios, comerciantes, políticos, partidos, terratenientes y los ricos de la RD) que bajo la tutela de los Estados Unidos se opusieron a la Constitución del 1963 y que se opondrán a cualquier reforma progresista, democrática y revolucionaria que coloque a los sectores populares, a los trabajadores, a los ignorados, a los desechables, finalmente, en primer plano.
Abinader no invitó a la los trabajadores ni a los campesinos, no invitó a los líderes revolucionarios ni a los ignorados. No lo hiso y la razón es clara. Él quiere “reformar” la constitución para “cambiar a la República Dominicana” y facilitar su reelección.
Él sabe que ganó con una minoría. ¡Solo 29 de cada 100 votantes votaron por el PRM! Y para reelegirse, como lo hicieron los anteriores, necesita una constitución hecha a la medida y, con la mayoría en el Congreso, es solo cuestión de legalizarla ante los ojos de aquellos, a quienes él no invitó.
Pero puedo estar equivocado. Por eso debemos retar al Presidente Abinader a que, públicamente, invite a los sectores populares no incluidos al segundo encuentro y que, junto a ellos, impulse el retorno a la verdadera constitucionalidad proponiendo adoptar la Constitución del 1963 como el punto de partida en el debate de la Reforma Constitucional Dominicana.
Si no lo hace, le diremos como dijo El Loro: Abinader, “muéstrame tus pobres y te diré que clase de gobierno tienes”.
Felipe Lora
8/30/2021
Puntos básicos de la Constitución de 1963:
