La República Dominicana tuvo una destacada participación en la “Conferencia sobre la Integración de los Pueblos de América Latina y el Caribe”, que se llevó a cabo en Foz do Iguaçu. Durante este evento, se reunieron más de 4,000 personas de más de 20 países de la región latinoamericana y caribeña. Las organizaciones presentes aprobaron la “Carta a los Pueblos por la Integración de América Latina y el Caribe”, la cual resume las discusiones del evento y ofrece propuestas para avanzar en la integración de los pueblos de la región1.
En esta carta, se abordaron temas fundamentales, como la unidad de los pueblos y sus organizaciones para enfrentar la amenaza de la extrema derecha que busca socavar las soberanías nacionales y populares. Además, se expresó solidaridad con las Revoluciones en Cuba y Venezuela, se denunció la dominación colonial sobre Haití y se condenó el genocidio promovido por el Estado de Israel contra el pueblo palestino. También se destacaron cuestiones ambientales y se convocó a una gran Cumbre de los Pueblos en el marco de la COP30 en Belém, Pará1.
La participación de la República Dominicana en este evento contribuyó al diálogo y la cooperación regional, fortaleciendo la integración de los pueblos de América Latina y el Caribe.
A continuación la Carta a los Pueblos para la Integración de América Latina y el Caribe
Nosotros, los pueblos del mundo, estamos experimentando una crisis estructural global del sistema capitalista, cuyos resultados son impredecibles. Esto es producto del desarrollo del capitalismo en su fase neoliberal, que amenaza diferentes aspectos de la sostenibilidad de la vida. Como pueblo, estamos sufriendo una crisis sistémica que se manifiesta en crisis alimentaria, ambiental, social y económica sin precedentes en la historia de la humanidad. La precariedad de nuestros empleos y la falta de acceso a derechos básicos para una vida digna han colocado a cientos de millones de personas en una situación de “supervivencia” diaria en la que la migración se convierte en una necesidad angustiosa para millones. En nuestros territorios sufrimos las consecuencias de los crímenes ambientales producidos por las empresas transnacionales en un contexto de crisis de los Estados nacionales, donde se impone el capital financiero internacional. Estamos atravesando una profunda crisis de valores en la que nuestras sociedades y personas se guían cada vez más por aspiraciones individualistas y consumistas.
La creciente disputa geopolítica ha reforzado el rostro más belicoso del imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN, colocándonos cada vez más en riesgo de sufrir un conflicto armado sin precedentes. La guerra en Ucrania es una consecuencia de esto, al igual que el genocidio que está cometiendo el Estado de Israel contra el pueblo palestino.
A través de la Conferencia sobre la Integración de los Pueblos de América Latina y el Caribe, reafirmamos nuestra solidaridad internacionalista y la defensa de la causa palestina. La comunidad internacional debe atender el llamado del pueblo a un alto el fuego inmediato y la creación de un Estado palestino libre y soberano.
Expresamos nuestro pleno apoyo y solidaridad al Presidente Lula en su denuncia del genocidio en Palestina. Si Lula es persona non grata, el pueblo latinoamericano es persona non grata para Israel.
¡Viva el pueblo palestino! ¡Viva el presidente Lula!
El pueblo de “Nuestra América” tuvo que vivir en permanente resistencia a las estrategias imperialistas de dominación reorganizadas por el gran capital. En este camino de resistencia, nuestro pueblo y sus organizaciones pudieron dar pasos fundamentales para avanzar en nuestro proyecto histórico de integración de nuestro pueblo. Somos hijos e hijas de la resistencia al colonialismo racista, a los procesos de dictaduras militares en nuestra región, hijos e hijas de la resistencia popular y de las rebeliones contra la ola neoliberal de finales del siglo pasado. Hijos e hijas del proceso “No al ALCA”. Crecimos bajo la resistencia ligera y heroica de la revolución cubana y estábamos en Mar del Plata gritando “¡ALCA, ALCA carajo!”, junto al Comandante Chávez.
Hoy nos reencontramos porque el desafío de la unidad de nuestros pueblos y sus organizaciones es fundamental para frenar a una extrema derecha que quiere destruir nuestras soberanías nacionales y populares para poner a nuestros países al servicio del capital financiero internacional y sus transnacionales. También nos unimos para construir NUESTRO proyecto de integración soberana basado en la solidaridad y la complementariedad entre nuestros pueblos.
La solidaridad es un pilar fundamental de nuestra integración, por eso debemos reafirmar nuestra solidaridad con Cuba, Venezuela y sus revoluciones como banderas fundamentales de nuestro proceso. Reafirmamos nuestro compromiso de continuar trabajando en la campaña internacional “¡Que Viva Cuba!” sacar a la isla de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, así como seguiremos denunciando el bloqueo genocida impuesto al pueblo cubano durante más de 60 años.
Denunciamos que el imperialismo está reorganizando una campaña para deslegitimar el proceso democrático que construye el pueblo venezolano y su revolución bolivariana y nos comprometemos a fortalecer nuestra solidaridad denunciando las medidas coercitivas unilaterales impuestas a ese país por Estados Unidos.
¡Viva la Revolución Cubana! ¡Viva la Revolución Bolivariana!
Fortalecer la solidaridad con Haití es una tarea permanente. Condenamos la perversa y criminal dominación neocolonial en Haití y nos comprometemos a desarrollar una solidaridad plena y activa con el pueblo y los movimientos populares haitianos. Apoyamos su oposición a una intervención militar controlada por Estados Unidos e insertada en la agenda de dominación imperial de la región caribeña. Exigimos reparación por los crímenes cometidos contra el pueblo haitiano por sucesivas fuerzas de paz de la ONU, como la MINUSTAH, que agravaron la crisis estructural de esa sociedad y se aliaron vergonzosamente con fuerzas de extrema derecha completamente sometidas a la voluntad de Estados Unidos. Hasta el día de hoy, el pueblo haitiano sigue resistiendo heroicamente los ataques del imperialismo por haber realizado la primera revolución en nuestra región, abriendo caminos revolucionarios en nuestro continente.
¡Viva el pueblo haitiano!
Apoyamos y defendemos la autonomía de los pueblos indígenas de las Américas, sus culturas y sus formas de vida. Instamos a los gobiernos a devolver los territorios de ocupación tradicional del pueblo, así como a Itaipú Binacional a implementar un programa de reparación a los Avá Guaraní de ambos lados de la represa (Brasil y Paraguay), por las violaciones de derechos cometidas desde su construcción en la década de 1970.
Nuestra integración regional debe asumir la descolonización del poder y la cultura y construir un contrapoder desde abajo, desde los pueblos y territorios, basado en el respeto a los procesos históricos, la memoria, la ascendencia, los cuerpos diversos y rebeldes. Debemos construir y posicionar una narrativa contrahegemónica basada en la reciprocidad, la complementariedad, la colectividad y la conciencia de ser naturaleza.
Los movimientos populares y las organizaciones sindicales venimos trabajando y exigiendo que la integración regional responda a las necesidades concretas de la población y también tenga en cuenta la idea de que no será posible superar las limitaciones económicas y sociales de los países aislados. . Estas premisas están asociadas a la generación de condiciones de vida y de trabajo para toda la población y que esta debe ser una condición estructural del modelo de desarrollo sostenible. Una integración que recupere el trabajo y el empleo como hechos económicos que subyacen a la producción y reproducción de la vida, a la creación de riqueza y al bienestar, donde el “qué” y el “cómo” producir estén en el centro, donde las mujeres sean respetadas como protagonistas. de la economía y titulares de derechos.
Nuestra integración regional debe asumir el derecho de los pueblos a definir sus propias estrategias políticas y sistemas agroecológicos y justos de producción, distribución y consumo de alimentos, basados en la producción campesina y de pequeña escala, y reconociendo el papel central de las mujeres. Este es un pilar fundamental en la lucha contra las crisis climática, de biodiversidad, hídrica y alimentaria. La integración regional también debe responder a la construcción colectiva de una transición justa, popular y feminista. Se trata de una propuesta esencial en la disputa por transiciones urgentes y necesarias para el proceso de transformación de las sociedades y la construcción de un proyecto político popular emancipatorio.
Un rasgo estructural de nuestro proyecto es la integración de una perspectiva feminista y diversa que reconoce y reafirma el papel central de las mujeres como sujetos políticos. También exige la plena realización de los derechos de las mujeres al territorio, la tierra y los medios de producción para garantizar su autonomía económica, sus cuerpos y sus vidas. Otro elemento fundamental es la remuneración justa por su trabajo y el desarrollo de sistemas diversos y justos de producción, distribución y consumo de bienes.
Un proyecto de integración debe defender que todas las personas tienen derecho a migrar o no migrar y a regresar a sus países de origen. La migración es un fenómeno económico, social, cultural y político que forma parte de los procesos de formación de sociedades y naciones. Es necesario erradicar la criminalización de la migración y alentar a los migrantes a integrarse económica, social, cultural y políticamente en sus países de acogida. Rechazamos la xenofobia y el discurso de odio contra migrantes, refugiados y solicitantes de asilo.
Estamos viviendo un momento histórico en nuestro continente y en el mundo. Hoy, reunidos aquí, miles de compañeros de movimientos populares y organizaciones sindicales de la región, reafirmamos que vivimos un momento histórico:
Nuestro compromiso de trabajar y luchar para impulsar nuestros sueños y esperanzas de un continente unido, defendiendo y construyendo territorios soberanos y libres donde los trabajadores podamos vivir felices y con dignidad.
Seguiremos movilizándonos en todo el continente en defensa de nuestros derechos y la justicia ambiental, social, económica y de género durante todo el año: 2 y 8 de marzo, 17 de abril, 1 de mayo, 5 de junio y 16 de octubre, son algunas de las fechas en las que Saldremos a las calles en unidad.
Convocamos y reunimos nuevamente a todas nuestras organizaciones y personas para realizar una gran Cumbre de los Pueblos en el marco de la COP 30 el próximo año, en Belém do Pará, Brasil.
Camaradas, hoy salimos fortalecidos de esta Conferencia, nuestras esperanzas aumentan, porque si nuestro camino es de lucha y unidad, nuestro horizonte es de victoria. Es el de un continente libre, justo y soberano.
¡Viva la integración de nuestros pueblos!
¡Viva América Latina y el Caribe unidos!
¡Viviremos y venceremos!