Leonel Fernandez: “Si un presidente latinoamericano interfiere seriamente con ese tipo de asunto de los militares, se arriesga a que atenten contra su vida.”
Por Roberto Rodriguez
Hay que mantenerse activo mirando el entorno de los acontecimientos desatados con las acciones del ministerio público con Coral y Coral 5-G acerca de la corrupción que ha permeado históricamente todo el estamento del Estado dominicano.
Lo que estamos presenciando hace que, sin mucha profundidad en el análisis, uno tenga que concluir en que aunque podría no estar de acuerdo con muchas de las cosas que se hacen en este gobierno y dice el presidente Luis Abinader, habría que ser mezquino para no reconocerle y agradecerle al mandatario la independencia que ha garantizado –hasta ahora– a la Procuraduría General de la República.
El coraje y responsabilidad que ha mostrado el mandatario frente al desmantelamiento de una conducta escalofriante de lo que hasta ahora parece una pandilla de delincuentes que amparados en el uniforme y rangos militares convirtieron los recursos del Estado en un botín de guerra que se repartían de manera indolente y que podría tipificarse como crimen de lesa humanidad.
La satisfacción y agradecimiento con lo antes señalado guarda relación con la cobardía confesa e irresponsable expresada por Leonel Fernández, siendo presidente de la República, en torno a la situación de corrupción que con su conocimiento imperaba en los altos mandos militares.
Recordemos que Wikileaks hizo público un cable que reseñaba una reunión sostenida por el presidente Leonel Fernández con el entonces embajador estadounidense en el país, Hans Hertell, el 21 de octubre del 2004, a poco más de dos meses de haber retornado al poder. En ese encuentro el embajador le hizo mención a la “bien conocida práctica de los militares de quedarse con el 10%, o más, de los contratos” de las entidades estatales a su cargo, a lo que el presidente Fernández respondió: “Eso está más allá de mi capacidad de intervenir. Si un presidente latinoamericano interfiere seriamente con ese tipo de asunto de los militares, se arriesga a que atenten contra su vida”.
Hoy, con una situación mucho más agravada en la falta de transparencia dentro de los cuerpos castrenses y la policía, con sólo mirar para otro lado y con toda responsabilidad soltarle las manos al ministerio público, el presidente Abinader ha dejado muy mal parada el argumento asumido por Leonel para dejar que las cosas siguieran el trillo de la podredumbre que hoy penosamente presenciamos.
En medio de todo esto, es el momento entonces de echarle un vistazo al panorama político y las implicaciones que para la decencia e institucionalidad del país tendría volver a cometer por cuarta vez el error de darle la oportunidad de gobernarnos de nuevo a un sinvergüenza de la facha de Leonel Fernández, esto por decir lo menos de todo lo negativo que significó y puede significar.
Claro que en esta no se escapa Danilo Medina, quien no sólo apadrinó la corrupción como Leonel, sino que propició las condiciones para que militares y civiles de su entorno exhibieran con los fondos públicos la más execrable conducta de inmoralidad e impunidad (rrrr).-
