La zona fronteriza ha sido utilizada para enriquecer a grupos políticos, a militares de altos rangos
Por Juan Fermín
Los comunistas dominicanos con la teoría marxista y la concepción materialista de la historia, tienen que ver con cuales medios se hará la transformación social, saber que los medios no se pueden buscar en las cabezas, sino que hay que poner la cabeza para que los descubra en los hechos materiales de las contradicciones de la realidad concreta, y con esta condición, orientar a profundidad, desvelando las verdaderas intenciones del actual conflicto fronterizo creado por los grupos dominantes de Haití y de República Dominicana.
Conflicto para enriquecer y la politiquería.
El presente conflicto social, encubre evidentes intereses económicos y políticos, porque este conflicto no sale de la nada, este tiene como base los intereses económicos, intereses de grupos que impulsan la privatización del agua de la Isla, con las gotas de agua que representa el río Dajabon o Masacre que se pasa a pies.
El presente conflicto socio-económico con tintes del oportunismo político, está siendo catalogado como la “estrategia de alta política”, así las nuevas bocinas del perredeísmo sin proponérselo han desatado los cabos reeleccionista de Abinader y su grupo al interior del PRM.
El masacre continuará pasándose a pie, porque son escasas las gotas de aguas que abundan en la zona fronteriza, donde es un secreto a voces que el fantasma de las manos privatizadora manejan el conflicto a la distancia. La gran realidad es que la Isla y la zona fronteriza serán eternamente compartida por la nación de Haití y la nación Dominicana.
El conflicto fronterizo de la actualidad es un continuación maldita del proceso histórico que se sitúa desde que el imperio español y el imperio francés dividieron el territorio de la Isla en el 1697, con la firma del Tratado de Rijswijk, desde este año los imperialistas europeos compartían la riqueza robada; pero ya antes España disfrutaba la riqueza desde el 1492, hasta el 1697, también otras naciones guerreaban por nuestras riquezas materiales.
Como se recoge en la historia el traumado, acomplejado y egocéntrico general Trujillo, con fobia a las personas de piel negra, buscó sustituirlos con “ciudadanos blancos” y “amarillos”, el afán del dictador era blanquear la “raza dominicana”; el eurocentrismo de los intelectuales les atrajo tanto a Trujillo que hasta se les olvidó que él tenía parentesco con los negros africanos, y que eran los haitianos los intermediarios raciales para que tuviera el negro detrás de la oreja. Los complejos presentes en la personalidad de Trujillo les jugaron una eterna y mala jugada, porque nunca pudo quitarse el negro detrás de la oreja, que pena, cuanto debió sufrir el ego de Chapita.
La zona fronteriza ha sido utilizada para enriquecer a grupos políticos, a militares de altos rangos, las boronas para los más chiquitos y para sacar beneficios políticos, reconocidos como “alta estrategia”. Del tema dominico-haitiano sacó beneficio Trujillo, los neo-trujillistas, los balagueristas, los perredeístas, los perredeístas y hasta “renegados comunistas”; la zona fronteriza y las gotas de agua del masacre ha hecho que por la plata baile el mono, con lo que el oportunismo político les saca buenas tajadas, y para esto han abierto las compuertas del fanatismo y la simulación nacionalista-patriotera.
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