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La Izquierda, la Corrupción PLD y los Objetivos Comunistas

CORRUPCION PLD ¿CONSECUENCIA O CAUSA DE SU PECADO ORIGINAL?

Por Héctor Hernández

No creo que haya alguien (excepto los pelediestas por razones obvias) que desdiga los datos que arroja la experticia del historial de manejo  de la cosa pública hecho por el régimen peledeista.

El asunto está en el rango en el que, dentro del esquema de análisis y de decisiones, situamos el asunto PLD. Pero así como decimos lo anterior respecto a la corrupción peledeista, también es racional sostener que en esta materia no hay nada nuevo bajo el sol pues la corrupción y la impunidad, juntas a la explotación, son las tradicionales y normales vías de la burguesía para producir, asegurar, ensanchar y consolidar la riqueza privada.

También hay que observar que por el modo como la izquierda aborda el tema de la corrupción peledeista, parece que ese litoral asume que, primero, la corrupción no es sistémica sino peledeista y segundo, que en el PLD la corrupción no es consecuencia sino causa de su pecado original.

Centrarse en primer lugar en la “corrupción peledeista” tiene sentido para el PRM por un asunto de pugilato político entre iguales; igualmente lo tiene para la parte de la sociedad que se conforma con pan y circo; y todo indica que, por razones propias, también para el izquierdismo tiene sentido dar a ese tópico una cuestionable prioridad.

Esa manera de ver la cosa está enlazada con la desfasada visión placista-democrática de la lucha y reduccionista (hay que agregar), con la que viene manejándose la izquierda y que, en las nuevas condiciones, prácticamente la ha conducido a desentenderse de lo que, objetivamente hablando, sí constituye la prioridad del movimiento en el presente: el programa de las acciones de lucha que, en la medida en que sea configurado y se vaya desarrollando, deberá arrojar como resultado en su momento la instauración del régimen socialista como respuesta a la situación actual. La izquierda prácticamente ha derivado la acción socialista hacia un indefinido futuro o, en todo caso, la ve como un asunto de consumo interno de las estructuras izquierdistas y no como una cuestión de interés público y que como tal debe ser abordada.

Sobre el pecado original que provocó que el PLD deviniera en lo que es, se puede decir que uno de los elementos fundamentales en esa historia es el siguiente: a partir de repudiar en su raíz la única opción (el comunismo-socialismo) que, hasta prueba en contrario, viene a ser la única respuesta objetiva, fiable y sólida a la situación mientras se mantenga el dominio de la gran propiedad privada sobre la sociedad, Juan Bosch armó con retazos de pensamientos aislados de distintos personajes y de distintos momentos históricos el muñeco que dio vida al PLD. Así, amparado en esos débiles, dispersos y desarticulados hilos en su contenido, y apoyándose en los resortes que el sistema dominante ponía a su disposición para confrontar a los grupos revolucionarios para arrebatarle su espacio, Juan Bosch creó un partido que bajo el formato de estructura de cuadros pero sin la correspondiente ideología, formación, mística y ética comunista, devino en reservorio para el cultivo de todos los tipos de aspiraciones personales de los que no se necesitaron más para que en cualquier momento el PLD fuera encantado, cooptado y absorbido por el poder dominante, acoplándose con la naturaleza explotadora, atrasada, mercantilista y mafiosa de éste.

Pero desde el punto de vista de la  continuidad del proceso y de los objetivos de la lucha, lo ya ocurrido no es lo más importante. Lo más importante es lo que puede ocurrir en el movimiento: el síndrome PLD, adaptándose en el tiempo, es el mismo camino en el que puede quedar atrapado quien sea que no tenga claro que con el agotamiento de la fase del sovietismo y la entrada en escena del ciclón neolineral el mundo ha entrado en nuevo ciclo. Estos dos acontecimientos, combinándose en sus resultados, han traído la desobrerización y la descampesinización de lo que hasta ahora fue el escenario de lucha del movimiento comunista.

Pero el movimiento hacia el desarrollo no se detendrá ni el comunismo tampoco; el rol de éste es investigar las condiciones en las que toca luchar, conocerlas y determinar las tareas a ejecutar  poder transformarlas. 

Dadas las condiciones generadas por la presencia activa y combinada del factor obrero y del factor campesino, más la falta de desarrollo de la burguesía en las zonas impactadas por la revolución socialista, fue lo que dio vigencia allí a la etapa democrática previa a la proclamación del carácter socialista de la revolución y de la instauración del socialismo.

Superado el escenario del siglo XX y encontrándonos de lleno en la nueva situación, la primera condición de la lucha para que ésta sintonice con lo más avanzado en términos de respuesta social histórica es que la REIVINDICACIÓN Y EL PLANTEAMIENTO DE LA RESPUESTA SOCIALISTA TIENE QUE SER EL PUNTO DE PARTIDA DE TODA LUCHA QUE TENGA COMO FIN LA TRANSFORMACION SOCIALISTA DE LA SOCIEDAD. NO HAY NI CABE TERMINO MEDIO. De la misma manera que en el siglo XIX llego el momento para las colonias Latinoamericanas en el que la condición que se presentó fue: o seguir siendo colonia o luchar abiertamente por la proclamación del sistema republicano, hoy, en las correspondientes condiciones históricas hemos llegado a la situación en la que, o nos disponemos a coger el toro de la lucha por los cuernos proclamando directa y abiertamente la respuesta socialista , o como sociedad permaneceremos por los siglo de los siglos, ya bajo una ya bajo otra de las modalidades del jugo del dominio de la gran propiedad privada.

Santo domingo, 31/3/2023

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