Por la Redacción
En respuesta a la indolencia e indiferencia de las autoridades frente a los reclamos populares y con el apoyo de la Coordinadora Popular Nacional, el Colectivo de Organizaciones Sociales y Populares de San Francisco de Macorís ha declarado una huelga de 48 horas para los días 28 y 29 de octubre de 2024. Durante una asamblea celebrada el 13 de octubre, con la participación de más de 150 delegados, se tomó la decisión de unificar esfuerzos para rechazar el llamado “paquetazo fiscal” y denunciar la creciente ola de desalojos, los apagones y la alta facturación eléctrica que afectan a las comunidades empobrecidas.
Ramón Rodríguez (Momón), de la Asociación Campesina San Juan Bautista, y José Mercado, del Colectivo de Organizaciones Populares, fungieron como voceros de esta histórica reunión. Ambos destacaron la necesidad de una unidad sólida entre las organizaciones campesinas y populares, subrayando que la huelga, aunque inicialmente planeada para 48 horas, podría extenderse si las autoridades no atienden el pliego de demandas.
Contexto Histórico de la Lucha Popular en SFM
El Colectivo de San Francisco de Macorís ha sido protagonista de varias luchas significativas en la historia reciente de la República Dominicana. Desde las protestas de los años 80 contra el autoritarismo gubernamental, hasta las huelgas más recientes en rechazo a los recortes sociales y la privatización de servicios básicos, esta región ha sido un bastión de resistencia popular. San Francisco de Macorís, cuna de movimientos sociales campesinos y obreros, ha sido un símbolo de lucha en defensa de los derechos de los más vulnerables.
Acciones del Gobierno y el Origen de Este Llamado
El detonante de este nuevo llamado a huelga ha sido la propuesta del gobierno de implementar una serie de reformas fiscales, conocidas como el “paquetazo fiscal”, que busca cargar sobre los hombros de la clase trabajadora los costos de una economía afectada por la corrupción y la ineptitud administrativa. Además, los crecientes desalojos forzosos en las zonas rurales y urbanas, junto con el deterioro de los servicios públicos esenciales, como el suministro eléctrico y el alza en las facturas, han profundizado el malestar en las comunidades.
Las autoridades han sido acusadas de intentar silenciar al movimiento popular mediante el uso de “bocinas pagadas” y campañas de desprestigio, pero la cohesión de las organizaciones sociales ha demostrado una fuerza inquebrantable. “Por el combate, UNIDAD”, fue uno de los lemas coreados por los asistentes a la asamblea.
El llamado del Colectivo refleja un descontento creciente en todo el país, donde la población se siente abandonada y traicionada por un gobierno que parece más interesado en proteger los intereses de las élites económicas que en atender las necesidades del pueblo.
La reacción de las autoridades será clave en los próximos días. Si no se logra una solución negociada, esta huelga podría ser solo el inicio de un ciclo de movilizaciones más amplio que sacuda el panorama político y social de la República Dominicana.
Esta huelga no solo refleja una crisis económica, sino una crisis de legitimidad. Los trabajadores, campesinos y comunidades afectadas han dejado claro que no están dispuestos a seguir soportando las consecuencias de un modelo económico que los margina y empobrece. La lucha apenas comienza.
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