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LOS PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICACIÓN INTENSIFICAN LOS ATAQUES CONTRA MADURO ANTES DE LAS ELECCIONES

Numerosos Medios De Comunicación Internacionales Han Intensificado Los Ataques Contra Nicolás Maduro.

  • 27 de julio de 2024
  • Foto superior: acto de clausura de la campaña de Nicolás Maduro en Caracas. Zoé Alejandra.

De una manera aparentemente escrita con mensajes clave que buscan establecer como la verdad.

El domingo, el pueblo de Venezuela acudirá a las urnas para elegir a su próximo presidente. Los 21 millones de votantes elegibles en Venezuela tienen la oportunidad de elegir entre 10 candidatos de una amplia gama de partidos y corrientes políticas. Sin embargo, los dos favoritos proyectados provienen de extremos completamente opuestos del espectro: el actual presidente Nicolás Maduro y el candidato de la derechista Plataforma Democrática Unitaria, Edmundo González.

A medida que se acerca el día de las elecciones y los principales medios de comunicación internacionales prestan más atención a lo que está sucediendo en el país caribeño, han surgido varios patrones dominantes en el discurso y los mensajes de estos medios.

En primer lugar, varios medios de comunicación publicaron perfiles de los principales candidatos y presentaron una dicotomía muy marcada. Maduro es autoritario, González es democrático. Maduro es opresor, González es libre. En estos perfiles, cuando se habla de Maduro, se habla de la supuesta cantidad de dinero y propiedades que posee, pero al perfilar a González no se hacen ese tipo de preguntas.

Cuando se habla de González se utiliza otro tipo de encuadre, el del elegido que supo propiciar la unidad de una oposición que históricamente ha tenido enormes dificultades para alcanzar acuerdos mínimos. De esta manera, quieren presentar a un candidato desgastado, cuestionado y “posiblemente” corrupto (Maduro), mientras que por otro lado quieren mostrar a un candidato pacífico, conciliador y éticamente impoluto (Gónzález). Este encuadre también borra a los otros ocho candidatos de la oposición que se presentan a estas elecciones y que también representan a importantes sectores políticos. Esto tiene una intención política muy clara, aunque no expresada explícitamente.

No hace falta decir que casi no se menciona la feroz guerra híbrida a la que Venezuela ha sido sometida durante la última década y cómo el gobierno de Maduro ha soportado intentos de golpe, intentos de asesinato, un bloqueo casi completo de la economía y la producción de petróleo del país. e intentos de invasión por parte de grupos paramilitares. En esta situación de asedio político y económico casi constante, Maduro y su partido Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no sólo han podido iniciar una notable recuperación económica , sino que también han forjado la unidad entre las diversas tendencias políticas progresistas que están bajo el mando. amplio paraguas del chavismo. Durante los últimos meses, el candidato socialista ha viajado a decenas de ciudades y pueblos de todo el país para reunirse con el pueblo, escucharlo y escuchar sus demandas al gobierno y al proceso bolivariano. Estas multitudinarias manifestaciones y reuniones casi no han recibido atención de los medios.

Otro tipo de premisas que han intentado establecer los medios hegemónicos es la de un fraude electoral casi seguro si gana el candidato del PSUV. Al mismo tiempo afirman que si la oposición gana, Maduro no reconocerá los resultados (a pesar de que el gobierno ha declarado públicamente en repetidas ocasiones que respetará los resultados, cualesquiera que sean).

Es decir, la perspectiva mediática adquiere la estructura de una falacia informal llamada “falso dilema”, en la que, según la narrativa hegemónica, o gana la oposición y Maduro ignora los resultados, o gana Maduro pero sólo mediante fraude electoral.

Desde hace casi un mes, estos medios también han buscado expresar que las llamadas encuestas de opinión ( realizadas por encuestadoras corporativas de derecha ) le dan una ventaja tan amplia a González que Maduro no podrá restar esa diferencia, afirmando implícitamente que, desde hace casi un mes, las elecciones ya están decididas. Este fatalismo también se basa en la premisa falsa de que los resultados electorales son absolutos y se definen varias semanas antes del día de la votación, lo que socava por completo la voluntad y la soberanía del pueblo para decidir su futuro.

Además, intencionalmente no se dice que otras encuestas han puesto a Maduro a la cabeza en términos de intención de voto, reforzando así su mensaje de que o González gana abrumadoramente o que Maduro comete fraude electoral. De ahí que se justifique, de forma un tanto estrambótica, que líderes opositores de extrema derecha como María Corina Machado, que respaldan la candidatura de González, digan que el único resultado que aceptarán es la victoria de su candidato. Estas figuras siguen denunciando que el chavismo sólo aceptaría una victoria propia. Irónicamente, sólo el PSUV ha afirmado que aceptaría el resultado, sea cual sea.

Este tipo de actitud mediática maniquea provoca una polarización evidente y aumenta la tensión en un país que ya sufrió violencia política de derecha y tensiones tras procesos electorales.

Con todos los ojos puestos en Venezuela este domingo, es importante identificar y desacreditar estas narrativas mediáticas predeterminadas. No serán los principales medios de comunicación como el New York Times, CNN, InfoBae, Voz de América y otros los que determinarán el futuro de Venezuela, será el pueblo venezolano.

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