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¿Por Qué?: Sobre el Estado de la Izquierda Dominicana

“Y por si acaso, el que esté libre de culpa que tire la primera piedra o que, unidos, empecemos a trabajar en forma coordinada, y enamorados de las regocijantes posibilidades”.

A: Todos los camaradas dentro y fuera del Movimiento de Izquierda


Motivado por tu interrogante:
“Y como dice el chapulín quien podrá sacarnos de esta trampa?, si los llamados hacer la revolución socialista no venden en mercado político electoral sus propuesta y menos van al vertedero a tratar de sacarlos vivo los que se puedan, pero haciendo el esfuerzo no condenando a los que correcta o erróneamente lo intentan y ustedes los sabiendo de la política apuestan a qué le vaya mal carajo, favoreciendo a los enemigos del pueblo y de la revolución socialista que se aleja cada vez más en el imaginario de las masas pobres, del proletariado nacional”

Y por creer que tu pregunta es válida en estos momentos, decidí compartir mi posición donde expongo, sin mucha referencia histórica, lo que creo es una explicación al estado actual de muchos de los líderes de la izquierda y que, creo, responde a tus inquietudes y cuestionamientos.


Camarada,
Es evidente que dentro del movimiento revolucionario dominicano existe una sensación generalizada de duda y desconfianza en nuestras propias capacidades. Esta “enfermedad” que nos aqueja, conocida entre nosotros como el complejo de inferioridad revolucionaria, nos impide creer en nuestro potencial real para educar, organizar, convocar y movilizar al pueblo.

Los síntomas de esta enfermedad son claros: nos paralizamos ante la idea de organizar manifestaciones o huelgas, proponemos soluciones vagas sin acciones concretas y solo mostramos nuestros colores y nuestras banderas cuando creemos que estamos protegidos por el respaldo de otros movimientos.

Nos falta el coraje para liderar nuestras propias iniciativas, nuestras propias marchas y nuestras propias convocatorias a la acción, simplemente porque no confiamos en nuestra capacidad para atraer a suficientes personas.

Es crucial reconocer que hemos participado en importantes luchas, como la luchas por el 4% para educación (Marcha amarilla), la Marcha contra la corrupción (marcha Verde), las demandas ambientales, como Loma Miranda Parque Nacional, pero lo hemos hecho de manera pasiva, sin ocupar un rol protagónico que refleje nuestro potencial real. ¿Cuándo, si no tomamos medidas drásticas en favor del pueblo, vamos a tener una marcha ROJA?


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Es hora de superar este complejo de inferioridad revolucionario y empezar a creer en nuestras habilidades para generar cambios significativos en nuestra sociedad. Solo así podremos recuperar el rumbo y avanzar hacia una verdadera revolución socialista que resuene en las masas pobres y el proletariado nacional.

¡Adelante, camaradas, juntos podemos hacer la diferencia!

Y por si acaso, el que esté libre de culpa que tire la primera piedra o que, unidos, empecemos a trabajar en forma coordinada, y enamorado de las regocijantes posibilidades.

Un abrazo solidario,

Mi correo por si acaso,
felipe @lora.org

Felipe Lora Longo

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