Por Juan Fermín.
Los sambenitos: La crítica y la autocrítica, tan difícil de asumir.
Pero, ¿qué diablo es, que cuando alguien emite una opinión crítica, reflexiona críticamente, sobre el transcurrir histórico y el presente de nuestra práctica y teoría política, en las izquierdas se arma inmediatamente un alboroto infantil?
1) ¿Acaso no se han autoproclamados leninistas el 99% de los grupos, movimientos y partidos de las izquierdas dominicanas?
2) ¿Acaso no ha sido una tradición cultural, en la producción teórica de Marx, someter a una profunda crítica el sistema capitalista?
3) ¿Acaso no es Marx quien escribió libros interesantes y voluminosos, analizando críticamente a otros revolucionarios, su práctica y su teoría política?
4) ¿Acaso no fue Marx quien escribió, Introducción a la Crítica de la “Filosofía del derecho de Hegel”?; La sagrada familia?; Las Tesis sobre Feuerbach?; La Miseria de la filosofía?; La Carta a la redacción de Los Anales de la patria sobre la relación de Rusia y El Capital?; y no fue Marx, quien escribió La Carta a Vera Zasulich?, entre otros.
Entonces, si fue el propio creador del “marxismo”, que inició con un pensamiento crítico y científico, aunque este dijera, “Yo sólo sé, que no soy “marxista”. Por qué entonces, tantas urticarias en dirigentes y militantes de las izquierdas dominicanas, cuando alguien analiza críticamente nuestros pasos políticos, los viejos vicios y los errores?
No tenemos más que decir, que esto es consecuencia del dogmatismo, del oportunismo y del sectarismo, y que fue por eso que se CRUCIFICÓ a Juan Isidro Jiménez Grullón, y su sambenito libro “Nuestra Falsa Izquierda”, puesto en circulación en el 1980 y que abrió un fuerte “debate”, donde salieron los más asqueantes epítetos, contra su autor.
Todo esto pudiera ser sorprendente, pero no lo es, lo que pasa es, que quienes se auto titulan leninistas, les tienen miedo “como el diablo a la cruz” a la crítica y la autocrítica. Lenin escribió un interesante texto en el 1897, con tan sólo 27 años de edad, “A que herencia renunciamos” cuyo contenido político, ideológico y filosófico, está basado en criticar la tradición de los populistas rusos y el mundo no se acabó, sino, por el contrario, fue un gran aporte al debate político y a la práctica política desarrollada.
A saber, Lenin en el libro señalado, sometió a la batalla de las ideas, al escrutinio crítico, al debate, tres hechos fundamentales: 1) La herencia política ideológica; 2) La praxis de los populistas, y 3) A los discípulos de las del momento, pero en esas críticas, incluyó su propio entorno político, es decir, Lenin no tiró las piedras y escondió las manos, no les sacó el cuerpo a la autocrítica, fetiche este, que se ha convertido en un sambenito, difícil de asumir por las organizaciones y direcciones de las izquierdas y por las propias militancias, que en el orden político orgánico, se supone, que serán quienes sustituirán a sus dirigentes, por desgracia, de esa forma, con esa herencia política, ideológica, filosófica, cultural y ética nos hemos estado quedando en el histórico círculo vicioso, de esta manera no podremos renunciar a los viejos vicios, como herencia política ideológica.
Que Dios nos tome confesado, pero sobre todo, estamos consciente, que de los cimientos de la clase obrera y los demás sujetos sociales fundamentales y más revolucionarios, serán quienes confrontarán a los enemigos de los pueblos y a los conciliadores de clases.
Juan Fermin
El Autor es activista y militante marxista.
