Mi intervención en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.
Permítanme, primero, darle las gracias por la oportunidad al Comisionado Francisco Paulino y felicitar a todos los ciudadanos que han sacado parte de su limitado tiempo para participar en esta Vista Pública.
Distinguidos miembros de la Comisión de Hacienda,
Comparezco hoy ante ustedes con un sentido de urgencia que no es solo mío, sino de todo un pueblo que no puede tolerar más abusos. Lo que hoy nos presentan como una reforma fiscal es en realidad una contra-reforma, una afrenta directa a las clases trabajadoras y empobrecidas de este país. Estamos ante un momento crucial. El gobierno, a través de su “gabinete económico”, aquí presente, pretende imponer una reforma fiscal injusta, mientras despilfarra los recursos del Estado en propaganda.
Es nuestra responsabilidad colectiva analizar las verdaderas raíces del problema fiscal, decir NO a este Paquetazo que golpeará aún más a los sectores vulnerables y, negarle la Licencia Social al gabinete económico cuyos miembros, nombrados por el empresario y hoy presidente Luis Abinader, están aquí presentes tratando de que sea el pueblo el que “solucione” el problema fiscal pagando un total de 122,486.6 millones de pesos con su sudor y su sangre.
Permítanme recordarle, distinguidos miembros, que Luis Abinader y su administración rompieron el récord en gastos de propaganda, pintando una realidad que dista mucho de la vivida por las familias dominicanas. Entonces me pregunto y les pregunto, ¿cómo es posible justificar un aumento en los impuestos cuando el Estado gasta desmesuradamente en comprar a los medios de comunicación e “influencers”, todo para ocultar una realidad que no engaña a nadie?
¿Cómo pueden los amigos del presidente, que hoy forman parte de su gabinete económico, justificar el desbastador Paquetazo cuando el 47% de las responsabilidades fiscales en este país son evadidas, lo que representa una pérdida de más de 254 mil millones de pesos, casi el doble de lo que pretenden captar con su contra reforma Fiscal?
Distinguidos miembros, si ya tenemos identificado este problema estructural, ¿por qué no empezamos por allí antes de imponerle nuevas cargas fiscales al pueblo? Este Paquetazo es un insulto para aquellos que luchan día a día para poner comida en la mesa, mientras los más ricos y poderosos evaden sus responsabilidades.
Y que puedo yo decirle sobre las exenciones fiscales inmorales y barrilitos impresentables que ustedes ya no conozcan?
¿Cómo podemos hablar de “modernización fiscal” cuando las exenciones fiscales siguen siendo un agujero negro de más de 540 mil millones de pesos? Peor aún, cuando prácticas como el “Barrilito” y el “Cofrecito” siguen existiendo, desangrando los recursos del pueblo dominicano, mientras los altos funcionarios se embolsan salarios lujosos y beneficios inmorales.
Señores, la historia nos ha enseñado que las reformas fiscales pueden tener un impacto profundo en la economía y la vida de los ciudadanos. Un ejemplo reciente es el de Kenia, donde la reforma fiscal propuesta por el gobierno de William Ruto desató una ola de protestas lideradas por jóvenes que se oponían a los nuevos impuestos sobre bienes esenciales. Estas protestas llevaron a la retirada del proyecto de ley, demostrando que las políticas fiscales deben ser justas y equitativas para todos los sectores de la sociedad.
En este contexto, quiero volver a expresar mi firme oposición a la contra reforma fiscal y llamar a la Distinguida Comisión de Hacienda a decir NO a este Paquetazo fiscal. Engaveten este proyecto de ley y no se presten a ser cómplices de una medida que, en su esencia, castiga a los más pobres y deja intactos los privilegios de los más poderosos.
El presidente Abinader debe seguir el ejemplo del presidente de Kenia, poniendo orden en las finanzas del Estado, eliminando las exoneraciones innecesarias, persiguiendo la evasión fiscal y acabando con los barrilitos. Solo así podremos tener un sistema fiscal que verdaderamente sirva al pueblo dominicano y no a unos cuantos privilegiados.
Gracias por su atención,
Felipe Lora Longo.
