El Lento Despertar de un Pueblo: Crónica de las Movilizaciones del 6 de Noviembre
Por la Redacción
El pasado 6 de noviembre, Día de la Constitución, fue testigo de un poderoso despertar en el pueblo dominicano. Con más de 29 movilizaciones simultáneas en todo el territorio nacional, la población demostró que ha perdido el miedo y ha comenzado, en forma generalizada, a expresar sus demandas a través de la lucha popular coordinada. Convocadas por la Coordinadora Popular Nacional, estas acciones se erigieron como una manifestación contundente del despertar de las masas, antes silentes, ahora unidas en la defensa de sus derechos fundamentales, sociales y ambientales. Desde cacerolazos en comunidades afectadas por la Presa de Monte Grande hasta vigilias por los derechos de los ríos y piquetes contra la contaminación en Punta Catalina, cada evento demostró una resistencia y determinación inquebrantables.
La jornada inició con un cacerolazo en Los Guiros y Monte Grande, donde los ciudadanos exigieron el cumplimiento de los acuerdos gubernamentales. En Tamayo, el Campamento Libertad exigió la redistribución de tierras, mientras que en Santo Domingo, educadores y sindicalistas marcharon frente al Ministerio de Trabajo defendiendo el 4% para la educación y los derechos laborales. La defensa del medio ambiente y los derechos colectivos también resonó en el Tribunal Superior Administrativo y en los Bateyes del sur, donde agricultores y líderes comunitarios reclamaron justicia para sus tierras. La diversidad de las demandas no opacó la unidad del mensaje: la ciudadanía exige dignidad, justicia y una respuesta inmediata del gobierno.
Acciones como el piquete en Yamasá, las concentraciones en Villa Mella y la entrega, por parte de la Red Socioambiental Nacional, de cartas al Congreso Nacional destacaron la urgencia de un pueblo que rechaza la delimitación marítima con Holanda y exige justicia social y ambiental. En todo el país, desde Santiago hasta Azua, las velas encendidas y los mítines reflejaron un compromiso inquebrantable con la lucha comunitaria.
Cada una de estas movilizaciones, lideradas por diversas organizaciones demuestran que cuando el pueblo se une y coordina, su poder es insuperable. Los líderes comunitarios y activistas jugaron un papel crucial, manteniendo viva la llama de la resistencia y guiando a las masas hacia una mayor conciencia y acción colectiva.
La Coordinadora Popular Nacional y las organizaciones que la componen merecen reconocimiento por su liderazgo y valentía. Han demostrado que, unidos, los pueblos tienen un poder enorme para enfrentar la desigualdad, la corrupción y la injusticia. Este es apenas el comienzo de un movimiento en pueblo decidido a defender la Constitución y sus derechos.
¡Que este sea el llamado para que más comunidades se unan a la lucha y para que juntos alcancemos un país más justo y equitativo!
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