HomeIzquierdaLA IZQUIERDA: Algunos de los elementos básicos que la caracterizan

LA IZQUIERDA: Algunos de los elementos básicos que la caracterizan

Por Héctor Hernández
(Continuación del tema el comunismo)

Dada la macro-estructura política (el estado), la unidad base del mundo político ha sido el
partido. Pero aparte de éste, existen otros espacios políticos que lo complementan.
Tal es el caso de la izquierda que puede ser identificada como movimiento, como corriente,
como espacio heterogéneo, más no puede ser confundida con la estructura de partido pues
hay diferencias entre éste y aquella. Por ejemplo, el partido se inclina hacia los perfiles
monotemáticos en los aspectos fundamentales: ideología o doctrina, estructura, mientras
la izquierda, por su naturaleza, se inclina hacia la variedad de contenido, hacia lo
heterogéneo.

Por esas características el sustento de vida de la izquierda son sus vínculos con sectores
con intereses no solo distintos sino que, en circunstancias dadas, se revelan como
contrapuestos. Dicho en otras palabras, la izquierda se ve compelida a desplegar su
laborantismo repartiendo su presencia por medio del cultivo del vínculo político con
diferentes intereses que se enfrentaron en la sociedad de ayer y todavía se siguen
enfrentando en la de hoy porque la base de la sociedad sigue siendo la misma: el dominio
de la gran propiedad privada sobre la sociedad; esto último es particularmente cierto
referido a América latina.

Esto explica el hecho de que, a través de la historia, vemos a la izquierda moverse
pendularmente entre tales intereses según sea la ruta que le marquen éstos.
A partir del siglo XIX y aun hoy, primer cuarto del siglo XXI, cuando la lucha política entre
los representantes de las dos formas fundamentales de expresión de la propiedad
(burguesía: gran propiedad privada, comunismo: gran propiedad colectiva) se agudiza y
polariza, se rompe el estado de inercia de la izquierda, llevándola al terreno en el que cada
corriente que la compone haga hermandad con el interés con el que es coherente.

Así, viniendo de la Segunda Internacional, en la víspera de la primera guerra mundial vemos al movimiento de izquierda escindirse en un grupo que, con Carlos Kausky a la cabeza se devela como quinta columna del sistema de la propiedad privada. Mientras tanto, aparece en escena la Izquierda de Zimmerwald1 como fracción que coteja su existencia en el entorno del comunismo.

Con la conformación del sistema socializado de propiedad, la revolución rusa se convirtió
en un obstáculo insalvable para los planes estratégicos de la burguesía internacional de:
simplemente sustituir la gran propiedad terrateniente de la tierra por la gran propiedad
privada capitalista en Eurasia con el propósito de ejecutar allí el ambicioso proyecto de
conformación de la gran empresa privada como sistema dominante sobre la sociedad en esa importante y estratégica zona, por aquello de que quien domina Eurasia domina el
mundo.

Pero también con estos cambios que introdujo en la escena internacional el inicio y
desarrollo de la revolución socialista rusa, llegó la hora de los hornos para la revolución
socialista en general pues la burguesía se puso en guardia, armó su respuesta fascista y el
contenido práctico del periodo de entre guerras consistió en ir colocando las fichas en
puesto a la par del reclutamiento de las fuerzas afines a cada quien para lo que luego
ocurrió: la segunda guerra mundial y en el escenario configurado por estos hechos la Rusia
comunista, por ser el epicentro del combate a la propiedad privada, no podía quedar al
margen de la incidencia de lo que pasara en la izquierda y con la izquierda.

Se pueden ubicar tres momentos claves en la izquierda y su involucramiento en la
revolución rusa. El primero se da en el proceso que va de 1903 a 1913: la derrota padecida
por la Socialdemocracia en 1905 hizo entrar a la revolución y sus fuerzas en un proceso de
redefinición que ya para 1913 llegaba a su fin con la emergencia del bolchevismo por sobre
todas las demás corrientes como la fuerza comunista dirigente indiscutida del proceso. La
claridad, definición y firmeza del bolchevismo sobre el objetivo de terminar con la era zarista y a la vez ganar la batalla a la burguesía por el control político de Rusia generó un avance indetenible del ascendiente del bolchevismo entre las masas que provocó hacia él la
afluencia de “corrientes y arroyos” según el decir de Karl Radek (Christian Rath, 0/07/2017, Prensa Obrera).

Por ejemplo, Trostky y su grupo ingresan al partido bolchevique en la víspera de Octubre
del 1917. Ya antes lo habían hecho otras figuras que por una u otra razón se habían
destacado en la lucha.

Un segundo momento se registra a partir de la muerte de Lenin, ambiente que fue visto
como la oportunidad para que la izquierda se hiciera con el control del PCUS y del recién
nacido estado socialista. Esto tensó las cuerdas y agudizó la lucha interna entre la matriz
bolchevique y la izquierda incorporada a sus filas.

Y un tercer momento ocurre cuando el bolchevismo se repone de la amenaza izquierdista
en víspera de la segunda guerra mundial, lo que lo deja en condiciones internas de poder
hacer frente a la embestida del enemigo principal, derrotarlo y así lograr la continuidad del
desarrollo del proceso.

Hoy es relativamente fácil ver que, en lo que respecta al siglo XX, el rompecabezas de la
burguesía y su capitalismo no fue haber vencido a Alemania en la primera guerra mundial
sino en NO haber podido evitar el 1917 en Rusia. No obstante no haber podido evitar el
17, eso no significó que el enemigo se rendía a la nueva realidad y ya a poco de despertar
de la sorpresa, inició en todos los planos fundamentales de desenvolvimiento del nuevo
estado una permanente y sistemática campaña de “Cerco y aniquilamiento”2 que aún hoy,
desaparecido el modelo soviético, no cesa pues basta tomar como fuente de información
sobre ese tema a cualquier autor burgués contemporáneo y se podrá comprobar el afán por
negar, encubrir y tergiversar los resultados prácticos y el significado histórico del 17.

Pero a pesar de estos pseudoenfoques sobre los resultados prácticos del accionar del
sovietísmo no existe manera de negar que, con dirección comunista, la colectivización de
los medios de producción y la planificación de la producción, todo el entorno impactado
directamente por el 17 y su continuidad se repuso de su ancestral atraso, saltando a
conquistas en las condiciones de vida, científicas y tecnológicas que la mayoría de las
sociedades bajo control y dominio de la gran propiedad privada aun hoy todavía están
distantes de alcanzar como conquistas de las grandes mayorías.

He aquí una muestra de que aun recurriendo a mil argucias y regateos los “analistas”
enemigos del comunismo no pueden negar la verdad: Jorge Velarde Rosso3 se hace la
pregunta “¿Cómo entender esta aparente contradicción, de implantar medidas ‘despiadadas’ para la mayor parte de la población? Si se tienen en cuenta dos principios fundamentales del marxismo-leninismo, las políticas estalinistas son todo, menos ilógicas. Los dos principios son: a) el determinismo histórico de ‘comprobación’ científica— que seguraba el triunfo final del socialismo sobre el capitalismo, y b) la vital importancia de una cúpula dirigente, que debería dirigir al proletariado en su lucha por el socialismo y el comunismo. Tomando en cuenta estas premisas, 4 se hace comprensible que “para un país atrasado y primitivo, carente de toda asistencia exterior, la industrialización dirigida, pese a su despilfarro e ineficiencia, (funcionara) de una forma impresionante” (Enciclopedia universal ilustrada, 1973: 3805) 19 que permitió que en pocos años la Unión Soviética se consolide como potencia industrial y militar mundial. De manera paradójica, este aislamiento de la economía soviética la hizo inmune a los efectos del ‘crack’ de la bolsa neoyorquina. Por esta razón, mucha gente, tanto dentro como fuera, llegó a pensar que el sistema soviético era superior a cualquier otro. Y es que mientras que todas las economías del mundo retrocedían, la soviética crecía considerablemente”. 6

Este señor, escudando su propia percepción en el término “mucha gente”, a regañadientes
admite que el sistema soviético es superior no a “cualquier otro” como él dice sino
específicamente superior al sistema burgués del que él forma parte y que por semejante
razón está compelido a defender.

Acerca del significado histórico del 17 y su continuidad, es digno de resaltar el hecho de
que en el marco de la segunda guerra mundial, el problema para la burguesía y su capital
no fue que, para ponerse a salvaguarda del fascismo, se viera obligada a hacer frente común con la URSS; no, el verdadero rompecabezas para la burguesía y el capital fue NO
haber podido evitar el 1949 en China. Aquellas imposibilidades del siglo XX para la
burguesía trajeron esta realidad de un siglo XXI que se perfila como la tumba del sistema
de dominio de la gran propiedad privada sobre la sociedad, y en base a la experiencia
acumulada por el comunismo durante el siglo XX podemos prever que en el horizonte yace
el problema para la burguesía y su capital de que, de nuevo, pero ahora en América latina,
el rompecabezas no es si puede entenderse o no hoy con Rusia y/o con China, sino que su
problema cardinal es que en América latina NO podrá evitar que la sociedad someta a su
control a la gran propiedad privada.

Pero en lo que respecta a la trayectoria vivida hasta ahora por el comunismo, la página que
se puede contar hoy no existiera si el bolchevismo no mantiene el comando de los hechos
a lo interno de la revolución rusa en el periodo entre guerras, pues de instalarse el
izquierdismo instalado en la dirección del PCUS éste hubiera quedado como una presa
indefensa frente a las huestes burguesas.

Un elemento que hay que resaltar de la izquierda es que, dado su carácter heterogéneo y
difuso y, por eso mismo, carente de horizonte definido, solo tiene segura una sola cosa:
estar en lucha “permanente”7 ¿Contra alguien? Contra quien en un momento dado ella (la
izquierda) entiende que está rompiendo fuente. Contra quien ella entiende que se está
saliendo de los parámetros normales al sistema de la propiedad privada.

Así al ver frustrado su objetivo de tomar el control del bolchevismo y por esa vía acceder al
mando del estado soviético, la brújula de los intereses de la izquierda la orientó a enfilar
sus cañones contra la misma revolución rusa y desde entonces el izquierdismo ha
reivindicado para sí el derecho a presentarse ante el mundo como alternativa al comunismo
y exhibiéndose en el rol de portadora de la conclusión de que el sistema comunista no existe porque fracasó. Y como sabemos que quien tiene mayor interés en que el mundo asuma como suyo este discurso del “fracaso” no es en primer lugar la izquierda sino que son la elite de la gran propiedad privada, la cúpula religiosa, el estamento dominante del sistema de partido y, en resumen, todo el viejo régimen hermanado en el presente sistema de privilegios asqueantes, de todo modo, la mafia de algún modo responde como deudora. En esta ocasión ha pagado a la izquierda con el derecho a la libertad de acción contra el
comunismo. O más bien le sigue pagando con la concesión de esa libertad.

Lo que hay que estar pendiente es A partir de qué momento comienzan a ocurrir cosas en
la izquierda que puedan provocar:
A- Una restricción de ese derecho
B- El retiro total del mismo por parte de quienes se lo han concedido.
C- Una ampliación de ese ejercicio porque sus prohijadores consideren que en manos
de la izquierda está más seguro y se torna más efectivo el interés defendido Reconocer y seguir la senda de la dialéctica hace compromisario al comunista a registrar la diferencia entre el hecho dado, las características que le impregna el contexto histórico, y la continuidad del desarrollo que trae nuevas formas. En términos prácticos, para el comunista esto implica que, partiendo del reconocimiento de la legitimidad del hecho dado, la respuesta que lo produjo queda desfasada como respuesta para un hecho porvenir, lo
que crea las condiciones para nuevas respuestas acorde al contexto en que se produzcan
y se desenvuelvan.

Por ejemplo, la revolución rusa y la revolución china. No fue poca la incidencia de la
primera en la segunda pero cuando en el camino de la construcción socialista (véase Mao
Tse Tung, José Stalin: La construcción del socialismo en la URSS y China) los comunistas
chinos comprobaron que repuestas dadas por los soviéticos a determinadas necesidades
no eran efectivas ni adecuadas para el caso chino, no dudaron en cuestionar y buscar sus
propias respuestas.

Ahora bien, un asunto es cuestionar tal o cual respuesta dada ante una necesidad y otra
muy distinta es negar y renegar el acontecimiento general. En estos casos referidos, y otros que enriquecen la historia de desarrollo del comunismo, lo primero que usted encuentra es el reconocimiento de la legitimidad de los hechos fundacionales por parte de quien cuestiona un hecho concreto y específico. No negación, y cuando esto ocurre es porque se da por hecho que quien niega y reniega del hecho anterior es porque está aportando contenido que lo supera como continuidad. Pregunta ¿Qué respuesta ha dado la izquierda al problema del dominio de la gran propiedad sobre la sociedad que supere la respuesta comunista consistente en: dirección comunista, nacionalización, colectivización y
planificación? ¿Haber si existe una sola respuesta en la historia que valide a la izquierda
como fuerza y la dote de peso específico?


Notas:

1 “Izquierda de Zimmerwald”, nombre con que paso a la historia la conferencia celebrada del 5 al 8 de Septiembre de 1915 en el pueblo suizo de Zimmerwald, con presencia de comunistas e izquierdistas.

2 Expresión común a la historia de la revolución china antes del triunfo en 1949 pues “cercar y aniquilar” a las fuerzas comunistas y revolucionarias en general fue parte de la fallida estrategia del enemigo burgués.

3 Profesor Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.

4 Negritas de Héctor

5 Citado por Jorge Velarde Rosso

6 Jorge Velarde Rosso: Breve revisión a la historia de la Unión Soviética en el centenario de la Revolución Rusa. SciELO. Revista Ciencia y Cultura versión impresa ISSN 2077-3323
Rev Cien Cult v.21 n.38 La Paz jun. 2017

7 Trosky, plagiando y sacando de contexto a Marx y Engels, convirtió el concepto de “revolución permanente” en la justificación del eterno vaivén de la izquierda.


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