El combate exitoso contra el colonialismo alimenticio requiere la participación activa y comprometida de la sociedad civil, los movimientos campesinos y las organizaciones comunitarias.
Por Felipe Lora Longo
El colonialismo alimenticio es un fenómeno en el que los países desarrollados ejercen un control económico y político sobre los sistemas alimentarios de los países en desarrollo, imponiendo sus propias prácticas agrícolas, patrones de consumo y políticas comerciales. En el caso de la República Dominicana, este fenómeno ha tenido importantes consecuencias en su sistema alimentario y en la soberanía alimentaria del país.
Una de las formas en que ocurre el colonialismo alimenticio es a través de la imposición de modelos agrícolas intensivos, basados en el uso de agroquímicos y monocultivos. Los países desarrollados promueven la adopción de estas prácticas a través de la inversión y el acceso a los mercados internacionales, lo que lleva a una dependencia de insumos y tecnologías extranjeras. Esto ha llevado a una disminución en la diversidad de cultivos locales y a la pérdida de conocimientos y prácticas tradicionales de agricultura sostenible.
Otra consecuencia del colonialismo alimenticio en la República Dominicana es la dependencia de importaciones de alimentos. Los países desarrollados utilizan su influencia económica para favorecer la exportación de sus productos agrícolas a los países en desarrollo, a menudo a precios más bajos que los productos locales. Esto desplaza a los agricultores locales y pone en riesgo la seguridad alimentaria del país, ya que se vuelve vulnerable a fluctuaciones en los precios internacionales y a posibles interrupciones en el suministro.
Además, el colonialismo alimenticio también puede afectar negativamente la cultura y la identidad de un país. La promoción de alimentos y estilos de vida occidentales puede erosionar las prácticas alimentarias tradicionales y fomentar la adopción de dietas poco saludables. Esto puede tener un impacto en la salud de la población, aumentando la prevalencia de enfermedades relacionadas con la alimentación, como la obesidad y la diabetes.
Política de Servicios: El Papel de la Izquierda
Para responder a estas consecuencias debe surgir, dentro de la Izquierda Revolucionaria Dominicana, un movimiento en favor poner en práctica o extender la Política de Servicios hacia el área de la soberanía alimentaria capaz de educar a los pequeña agricultores y promover pequeños “Modelos Pilotos” donde se implementen sistemas alimentarios sostenibles y centrados en la producción local, protegiendo los derechos de los agricultores y fomentando la diversidad de cultivos. Esto implica el desarrollo de políticas y prácticas que fortalezcan la agricultura familiar, la agricultura ecológica y el comercio justo.
La Izquierda Dominicana no puede esperar llegar al poder para iniciar la descolonización alimenticia pues, por definición, la producción alimenticia del país está a merced del capitalismo norteamericano y del capital extranjero.
¡Imagínese la izquierda en el poder tratando de implementar políticas sociales y económicas que beneficien al pueblo! Nos pasa como a Perú o nos amenazan con un embargo. En ninguna de las dos opciones el pueblo será el ganador.
Entonces, ¿qué hacer?
Para que un gobierno de izquierda pueda combatir exitosamente el colonialismo alimenticio, será necesario educar los pequeños agricultores y al pueblo consumidor antes de llegar al poder para minimizar la oposición y el descontento que, por falta de conocimiento, podrían ocurrir tan pronto como el gobierno de izquierda decida implementar las medidas integrales necesarias para abordar tanto los aspectos económicos como los sociales y culturales surgidos como consecuencia del colonialismo económico.
Con la mayoría de los pequeños y medianos agricultores concientizados y con un gran parte de pueblo consumidor educado sobre los males del colonialismo alimenticio le será mucho más fácil a un gobierno de izquierda:
- Promover la producción de alimentos a nivel local es fundamental para reducir la dependencia de importaciones. Esto implica invertir en la agricultura familiar y campesina, facilitar el acceso a la tierra, brindar apoyo técnico y financiero a los agricultores y promover prácticas agrícolas sostenibles que conserven la biodiversidad y protejan el medio ambiente.
- Estimular la diversificación de los cultivos es esencial para fortalecer la seguridad alimentaria y reducir la dependencia de unos pocos productos. Se pueden implementar programas de incentivos para promover la producción de cultivos locales, rescatar y preservar variedades autóctonas, y fomentar la agroecología y la permacultura.
- Invertir en investigación agrícola y desarrollo de tecnologías adaptadas a las condiciones locales es fundamental para fortalecer la autonomía y la capacidad productiva del país. Esto implica el fomento de la investigación en variedades de cultivos resistentes, prácticas agroecológicas y técnicas de conservación de alimentos.
- Desde el gobierno, la izquierda puede buscar alianzas y cooperación con otros países latinoamericanos que enfrenten desafíos similares en términos de colonialismo alimenticio. La cooperación regional puede incluir intercambio de conocimientos, apoyo técnico y económico, y la creación de políticas y estrategias conjuntas para fortalecer la producción local y enfrentar las políticas comerciales injustas.
- Con la maquinaria del estado a su disposición, un gobierno de izquierda deberá invertir en promover la educación y la conciencia alimentaria. Esto implicaría promover la importancia de una alimentación saludable, rescatar las tradiciones culinarias locales, fomentar la agricultura urbana y familiar, y generar conciencia sobre las consecuencias del colonialismo alimenticio en la salud y la soberanía alimentaria.
- Es importante desarrollar políticas comerciales que protejan los intereses de los agricultores locales y promuevan la equidad en el comercio internacional de alimentos. Esto puede incluir el establecimiento de aranceles proteccionistas, la promoción de acuerdos comerciales regionales justos y la defensa de los derechos de los agricultores en los foros internacionales.
- Impulsar la participación activa de la sociedad civil, los movimientos campesinos y las organizaciones comunitarias en la toma de decisiones relacionadas con la agricultura y la alimentación. Esto puede incluir la creación de espacios de diálogo y participación, la promoción de la economía solidaria y la creación de políticas públicas inclusivas y participativas.
El movimiento de izquierda en República Dominicana cuenta con un gran número de Ingenieros Agrónomos y expertos en el área de producción alimenticia que conocen las realidades y necesidades específicas del país por lo que no es necesario esperar estar en el gobierno para que un grupo de esytos expertos evalúen la situación, consideren nuestros recursos, capacidad y el contexto socioeconómico, para diseñar estrategias efectivas para combatir al colonialismo alimenticio.
El combate exitoso contra el colonialismo alimenticio requiere la participación activa y comprometida de la sociedad civil, los movimientos campesinos y las organizaciones comunitarias. La construcción de una conciencia alimentaria y la educación de la población son pilares fundamentales para lograr una transformación en los hábitos de consumo y en la valoración de la producción local y sostenible.
No es necesario estar en el poder para iniciar el trabajo educativo necesario para garantizar la transformación de los hábitos de consumo. Eduquémonos para poder educar a la sociedad civil que, al final, será la llamada a defender cualquier intento de descolonización alimenticia, económica, social y cultural iniciado por un gobierno de izquierda.
Los que saben hacia donde deben ir, no esperan el día del viaje para empezar a prepararse.
Felipe Lora Longo.
felipe@lora.org
Más del mismo autor
